Camila Ardiles

   Al principio, ahondé en el sentimiento de pérdida, porque perdí la única razón que me hacía levantarme y vivir cada día. Comencé intentando representar lo que sentía a partir de ello, lo que significó para mi ver morir a lo largo de medio año al ser más importante en mi vida. Y hasta el día de hoy, aunque haya superado el duelo, reflexiono sobre la idea de que hubiera pasado si hubiera hecho las cosas de manera diferente. Hacer mención de esto no es menor ya que, así como está pérdida catastrófica hizo agujeros en mi vida, también los hizo en mi obra. 

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   Me encontré a mí misma calando papel y construyendo a partir de piezas rotas de dibujos que había desechado. Creando collages que dieran una mínima idea del pozo emocional en el que había caído. Incluso llegó a afectarme la idea de cumplir 27, porque existe ese famoso club y yo solo necesitaba una excusa para terminar con el dolor. 

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Sin embargo, seguí pegando papeles, como capas que pudieran tapar el dolor o como escalones que me permitieran salir. 

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   Así fue como también llegué a la idea de representar espirales, porque las espirales son esos pensamientos que te recuerdan una y otra vez que podrías haber actuado diferente, y una y otra vez te hacen cuestionar tu propia existencia, hasta que estas en un remolino que encoje tu mundo y entonces giras sin moverte, encerrado en una celda que es exactamente de tu tamaño.

 

    Entonces estas exploraciones, calados, collages y pozos emocionales me llevaron a la jaula mental. Ese rincón en mi mente del que no puedo salir incluso cuando el sol brilla en el horizonte y solo bastaría con dejar de mirar hacia los lugares incorrectos. 

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   La jaula se presentó como un espacio tridimensional en la bidimensionalidad del papel, se construyó a partir de todos los materiales por los que había explorado y desplegó un nuevo horizonte. El espacio se dividió entre la oscuridad y la luz, entre los recovecos más oscuros de mi mente y la mínima esperanza que me mantiene luchando. 

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    Me pregunté si los paisajes que estaba representando al final de la jaula significaban vivir o morir, porque a veces veo una única salida y no es exactamente seguir luchando. Aun así, otras veces los paisajes simbolizan paraísos terrenales donde el encuentro con la naturaleza significa encontrarse a uno mismo en su mejor versión. Incluso cuando los paisajes son bosques, porque esos bosques quieren decir que atravesé muchas dificultades para llegar al lugar en el que estoy. 

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    La depresión trata sobre lo que sientes y me planteé representar esta montaña rusa de emociones a lo largo de este proyecto. El registro de mi paso por la depresión no tiene por qué darle un sentido ni tenerlo, sino que lo único que busco es remover mínimamente la consciencia de quien lo vea para romper, aunque sea un poco, con el estigma social y darle el valor que merece.